Estos días lejos de Europa estamos ante una serie de hechos con carácter catastrófico
en el Caribe y EEUU debido a los huracanes que con una fuerza de 5, la máxima, están destrozando todo lo que encuentran a su paso, con velocidades de viento de 285 Km. por hora, además de muertos y heridos. El que les pongan nombres no les quita la violencia, de alguna manera hay que nombrarlos al referirnos a ellos, da igual como se llamen, los nombres no les quitan la virulencia que llevan consigo. Europa incluida España no es zona de ese tipo de fenómenos naturales, los vemos a distancia a través de las imágenes y noticias de las televisiones de todo el mundo, somos testigos de las terribles consecuencias que producen. Vientos huracanados, inundaciones, deslizamientos de tierra, destrucción y muerte, a parte de los heridos, son algunas formas que tienen de presentarse en los diferentes lugares geográficos por los que pasan. En pocos días ya van cuatro los huracanes que se han originado en ciertas zonas geográficas bastante alejadas de Europa que han producido daños irreparables que llevará tiempo en subsanarse, excepto los fallecimientos y desparecidos que han causado. Poco se puede hacer para evitarlos, cuando en la naturaleza se desencadenan fenómenos de esa índole casi nada se puede hacer salvo estar atentos a su trayectoria para que la destrucción que causan sean menos dañina, evitando, si puede ser, muertes, heridos y daños de consideración.
